Según Manuel Castells, para hacer frente a la nueva economía global, las empresas tuvieron que hacerse más efectivas en lugar de más económicas. Para esto, la empresa tuvo que convertirse ella misma en una red y dinamizar cada elemento de su estructura interna. En opinión de Castells, este es en esencia el significado y el propósito del modelo de “empresa horizontal”, que suele ampliarse con la descentralización de sus unidades y con la creciente autonomía otorgada a cada una.
Ikujiro Nonaka, profesor en la universidad de Tokio, retoma esta idea de cambio en la economía, y opina que lo único seguro en las empresas es la incertidumbre, donde la única ventaja competitiva duradera y segura es el conocimiento. Sin embargo, según Nonaka, los ejecutivos tienden a malinterpretar lo que es el conocimiento y lo que las empresas deben hacer para explotarlo. Podemos encontrar el origen de esta confusión en las arraigadas tradiciones de la gestión occidental, desde Frederick Taylor hasta Herbert Simon; la visión de la organización como máquina “procesadora de información”.
Nonaka propone una nueva realidad organizacional: La empresa creadora de conocimiento, en la cual inventar nuevo conocimiento no es una actividad especializada. Esto es, no sería el dominio del departamento de I&D, de marketing o de planificación estratégica. Se trata de un modo de comportarse, de una forma de ser, en el que cada persona es un trabajador del conocimiento, es decir, un emprendedor.
Hay que tener en cuenta que estamos en una época de transformación donde hay mucha competitividad e incertidumbre en las empresas. Vivimos en la cultura de la abundancia, donde nos encontramos bombardeados por lo material y se nos incita a comprar constantemente. No hay nada seguro, nada constante, pero podemos afirmar que el conocimiento es la herramienta más importante para las organizaciones hoy día.
